martes, 25 de septiembre de 2012

Athanasius Kircher, el hombre que le apuntó al cura y le pegó al campanario

Athanasius Kircher era un sacerdote alemán jesuíta, erudito y políglota . Antes de contar la particular historia de la que fue protagonista, voy a contarles un poco de su vida, ya que fue uno de los personajes más ilustres de la europa del S. XVII. Tenía conocimientos de lenguas orientales, matemáticas, astronomía, mecánica y ciencias naturales. Era una especie de Enciclopedia ambulante.

Había nacido en Fulda, una ciudad del centro de Alemania el 2 de mayo de 1601 (otros dicen 1602). Era hijo de un filósofo y ya desde muy pequeño destacó por su inteligencia. A los dieciséis años ingresó al seminario jesuíta de Paderboorn, donde sobresalió en lenguas clásicas y ciencias naturales.




Con 25 años se doctoró en Teología, y ya dominaba correctamente el latín y hablaba muy bien griego.
En 1628 es ordenado sacerdote jesuíta y es en ésta época en que domina a la perfección no sólo el griego sino también el hebreo y las lenguas coptas, que utilizó para ¨descifrar jeroglíficos¨.
Recorrió Europa dando muestras de su sabiduría y fue halagado y respetado en cada lugar que visitó.

En 1635 se mudó a Roma, y allí residiría, salvo eventuales viajes, hasta su muerte ocurrida el  28 de noviembre de 1680.

Pero bueno, vayamos a la historia que quería compartirles:

Resulta que un día, allá por 1642, el bueno de Athanasius recibe una carta del papa de Roma, el cual le encomienda la traducción de un obelisco traído desde Egipto. Le costó un poco convencerlo, pero cuando puso los suficientes morlacos, el amigo Kircher se dispuso gustosamente a descifrar los jeroglíficos.
Al poco tiempo presenta la traducción al papa y no contento con eso, publica un broli titulado ¨Lingua aegiptiaca restituta¨ (La lengua egipcia restituida), y ojo al dato!... Lo hace 200 años antes de la traducción de la Piedra Rosetta por Jean-François Champollion.
El resultado...

NO PEGÓ UNO!!!
Tradujo todos los símbolos mal, pero todos! No embocó ni siquiera uno. Ni de puta casualidad.
Como 200 símbolos y no acertó uno.
Le apuntó al cura y le pegó al campanario.



Eso sí, la tarasca q cobró por la traducción no la devolvió ni de coña, porque recién se supo de su error en el S.XIX con el anteriormente citado, Champollion.

Más allá de ésta pifia histórica, el amigo Athanasius era un crack, porque junaba varias ciencias y dominaba unos cuántos idiomas, eso si...los jeroglíficos no eran su fuerte.

Espero q les haya gustado la historia del amigo Athanasius Kircher.

Agur.

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